Historia

HISTORIA DEL COLEGIO NUESTRA
SEÑORA DEL ROSARIO
  
FUNDADO EN SAMA DE LANGREO – ASTURIAS EN EL AÑO 1897
  

«Esta fundación hizo época por ser la primera establecida en la zona minera asturiana, donde las Hermanas estaban llamadas a ejercer un apostolado maravilloso».

1897: Llegada de las Hermanas Dominicas de la Anunciata

Coincide la llegada de las Hermanas con un momento de expansión y esplendor bajo el mandato municipal de Don Antonio María Dorado, que dotó al Municipio y, en concreto a Sama, de la realización de proyectos urbanísticos y el equipamiento de diversos servicios: las traídas del agua y alcantarillado, el
alumbrado público, las comunicaciones alámbricas, los nuevos cementerios, las primeras instalaciones sanitarias y asistenciales, las escuelas graduadas y de enseñanza profesional, el matadero y los mercados cubiertos, los parques
públicos, el teatro y los cafés.

Paralelamente a este desarrollo y crecimiento se producía un enfriamiento en las costumbres familiares, sociales y religiosas en el Valle del Nalón; situación esta que preocupaba a los sacerdotes de la época. Así lo puso de manifiesto el Capellán de los Sres. Sarri, Don Marcelino González, al Padre Lesmes Alcalde O.P. en una conversación mantenida entre ambos.

Veían conveniente la presencia de Religiosas de enseñanza en la capital del Concejo. El Padre Lesmes, que conocía a fondo la labor pedagógica de las hermanas Dominicas de la Anunciata, se las recomendó eficazmente.

Don Marcelino, deseoso de ver realizado cuanto antes este sueño se lo comunicó al Párroco Don Juan Álvarez y a Dña. Asunción de la Torre, quienes le prometieron su apoyo moral y material. Una vez gestionado con el Alcalde se expuso el proyecto al Sr. Obispo de Oviedo, Fray Ramón Martínez Vigil, Dominico, que lo aprobó.

Presentada la idea a la Madre Concepción Vila, Priora General, alegó no disponer de Hermanas y que el Obispo de la Diócesis donde estaba enclavada la Casa Madre, no consentía en nuevas fundaciones, por considerarlas desfavorables a la formación de las novicias y recién profesas.

Ante esta dificultad Don Marcelino y Don Juan se presentaron al Obispo de Oviedo exponiéndole el caso. Este, en nombre propio, solicitó al Prelado de Vic la Fundación, quien presentó el informe a la Madre General que dejó en libertad al Consejo Generalicio para que decidieran. El Consejo, por ser la tercera fundación fuera de Cataluña y la primera en Asturias a la que consideraban muy lejos de las demás, puso las siguientes condiciones:

  • Buscar casa para las Hermanas y encargarse del alquiler.
  • Pagar el viaje a las Hermanas que fuesen a fundar el Colegio.
  • Dar una peseta diaria a cada Hermana destinada a la fundación hasta que el Colegio tuviese vida propia.
  • Amueblar la casa antes de instalarse definitivamente en ella.

Parecieron tan modestas a la junta gestora estas condiciones que añadieron un real diario para cada religiosa hasta que el Colegio pudiese subsistir por sí mismo.

Alquilada la casa en la Plaza Schulz, nº 12, se comunicó a la Madre General que ya podía mandar algunas Hermanas para preparar lo conveniente a la instalación definitiva. Fueron pues asignadas a Sama: La Madre Josefa Oller y las Hermanas Bienvenida Prats, Emilia Furest y María Sanchis, que llegaron el 14 de Mayo de 1897, acompañadas de la Rvda. Madre. Presentación Deu, Consultora General, siendo recibidas en la estación por el Rvdo. Párroco Don Juan Álvarez y Dña. Asunción de la Torre. Después de breve descanso en casa de esta señora fueron acompañadas a la casa destinada para Colegio, la que estaba perfectamente amueblada y provista de todo.

El 29 de Mayo se celebró la inauguración y apertura del Colegio con la presencia del Obispo de Oviedo y numerosas personas de todas las clases sociales. Después de varios discursos, el Sr. Alcalde se felicitó de que, en el ejercicio de su cargo, se estableciese en la capital del Ayuntamiento un Colegio dirigido por Religiosas. Prometió su apoyo oficial y particular del que realmente guardaron indeleble recuerdo las primeras Hermanas.

El día 1 de Julio se abrieron las clases y fue notable la asistencia de niñas. El 11 del mismo mes se incorporaron, para completar el personal docente, las Hermanas Soledad Molas, Enriqueta Puigvert y Encarnación Marés.

Avances y Dificultades: Los inicios del siglo XX

La prosperidad del Colegio era patente. Las Hermanas cumplían con verdadero celo sus obligaciones.

Corría el año 1899. El número de alumnos iba  en aumento y el Colegio pronto quedó pequeño. Las Hermanas solicitaron al Sr. Obispo de Oviedo un terreno edificable que éste tenía en la villa. Contestó el Prelado que accedería a la petición si el Sr. Alcalde se encargaba de la obra.
Este hubiese querido complacerlas, pero la situación económica del Ayuntamiento y algunos miembros de esta corporación, poco afectos a las Hermanas, se lo impidieron. Enterado del caso el banquero Don Antonio Herrero, les ofreció terreno y gastos de edificación para la Casa-Colegio. El ofrecimiento pareció sincero, puesto que inmediatamente se procedió en sitio apacible y cómodo, junto al río, la construcción de una Casa-Colegio para nuestras Hermanas, a las que invitó a ver la obra diciéndoles que se hicieran cargo de la distribución de las dependencias.

Todo parecía sonreír a las Hermanas que se veían en vísperas de ocupar el nuevo edificio, cuando sobrevino el fallecimiento, en Roma, del Sr. Herrero, sin que en el testamento manifestase él su voluntad respecto al inmueble que se terminaba; tampoco se dio valor alguno al contenido de algunas cartas que de él se conservaban. Las Hermanas tuvieron pues que renunciar a la esperanza que acariciaban, pues se había visitado al hijo mayor, Don Félix Herrero, para manifestarle la voluntad verbal de su padre, y éste contestó que, no habiendo ningún documento público que lo atestiguara y siendo sus hermanos menores de edad, le era imposible considerar poseedoras de la nueva casa a las Hermanas, ni reconocerlas con ninguna clase de derecho.

Este contratiempo tuvo compensación con el estado floreciente del Colegio y haberse desvanecido el temor de que el nuevo Alcalde, republicano, les retirase el constante apoyo que les dispensó el Sr. Dorado. Lo prueba el siguiente hecho: Intentó un oficial del Ayuntamiento cargar con una contribución de 110 pesetas al Colegio, y se opuso el Sr. Alcalde. Para expresarle su gratitud, las Hermanas le visitaron; fueron recibidas cortésmente y con amabilidad, prometiéndoles que él seguiría con la conducta de su antecesor. Este rasgo de benevolencia les granjeó mayor aprecio del pueblo, ya que vieron que las respetaban elementos no afectos a las instituciones religiosas

Se comprometieron las Hermanas a enseñar gratis a cierto número de niñas pobres; ya desde el principio admitieron algunas. En compensación, el alquiler de la casa corrió a cargo del Municipio, haciéndose constar en el acta de sesiones. En agradecimiento a los servicios prestados, el Ayuntamiento dio al Colegio 444 ptas.
En 1911 el Colegio sufre otro contratiempo. El Ayuntamiento retiró la subvención de 1000 pesetas con que venía favoreciéndolo desde su fundación. Este daño quedó compensado en parte, pues al retirarles la subvención, acordaron pagar dos pesetas mensuales por cada una de las 30 niñas pobres que, presentando la papeleta municipal, recibieran instrucción en nuestro Colegio.

En Septiembre de este año, con motivo de haberse declarado en huelga los mineros y temiéndose grandes desórdenes, varias familias demostraron nuevamente su afecto a las Hermanas, ofreciéndoles suscasas y cuanto necesitasen. Como los hechos presentasen mal aspecto, las Hermanas se vieron obligadas a abandonar el Colegio en la noche del día 22 y se hospedaron repartidas entre las familias de Dña. Mariana Martínez, viuda de González, de Don Mariano del Campo y de Don Ricardo Pérez; en todas fueron muy bien acogidas y recibieron un trato delicado y muy cordial. Habiendo depuesto su actitud los mineros, las Hermanas regresaron al día siguiente.

En el año 1912 se acordó habilitar para Oratorio una habitación de la planta baja. Los dueños de la casa se encargaron de estos primeros gastos del local y algunas personas piadosas regalaron las imágenes de San José y San Antonio y varios objetos para el culto divino. Fue inaugurado el 12 de Mayo de 1912. El
nuevo Párroco, Don Jenaro López, celebró la santa Misa, cantando un numeroso
coro de alumnas del Colegio.

El 14 de Julio de 1914 moría Dña. Mariana Martínez, viuda de González, que como testimonio de su afecto dejó en testamento a las Hermanas la cantidad de 500 pesetas, cuya voluntad cumplieron sus hijos.

Trabajó incansablemente la Comunidad de Sama para obtener de la “Sociedad Duro Felguera” la dirección del Hospital de Heridos que ésta tenía en proyecto abrir. Comunicaron su deseo a la Sociedad y fue Don Juan Rubiera, Director de la misma, quien aceptó su ofrecimiento. De este modo, en Febrero de 1915, se funda en Sama el Sanatorio Adaro, encargándose del mismo las Hermanas Dolores Ayats (priora), Rosario Torrens, Josefa Agulló y Pilar Farré.

En 1921 comenzaron las gestiones para la construcción de una Casa en propiedad; la Comunidad contaba con sólo 13000 pesetas, fruto la mayor parte de grandes y continuados sacrificios y privaciones de las Hermanas. La Casa General cedió 28000 pesetas a favor de la Casa y la Madre General autorizó para tomar dinero a préstamo con interés módico.

Tenían puesta la mirada en un solar cerrado con una hermosa verja de hierro, propiedad de Don José Nart, en el Parque Dorado y entraron en tratos con este señor. Puestos de acuerdo ambas partes, se extendió y firmó la Escritura del terreno por valor de 28600 pesetas; el dueño pedía 5000 además por la verja; pero se logró que la diera de regalo, o donativo, que encabezara la lista de los favorecedores de la obra. Las diligencias que hicieron no fueron todas infructuosas: el Ayuntamiento dio 1000 pesetas, igual cantidad el Marqués de San Feliz, y Don César Nespral; 500 otro bienhechor, 700 Dña. Manolita Ortiz, y otras tantas como ayuda a la compra de un motor para subir agua del pozo; de algunos otros particulares se llegó a recoger unas 15000 pesetas. El Ayuntamiento, además, les concedió gratis el fluido eléctrico y les daba 102 pesetas mensuales, como subvención, por 15 niñas pobres, que debían admitir en la enseñanza.

El día 2 de Agosto de 1922 tuvo lugar la colocación de la primera piedra en el edificio que iba a construirse propiedad de la Congregación. Celebró la santa Misa, cantada por el coro del Colegio en
el Oratorio de las Hermanas, El Rvdo. Padre Fray Albino G. Reigada O.P. Obispo
después de Tenerife. Se dirigieron luego al Parque y en el acto de la ceremonia, con frase galana, animó a los muchos concurrentes y al pueblo en general, a contribuir con limosnas, a la obra de las Hermanas. El refresco con que se obsequió a los invitados, fue costeado por la señorita Aurora Miranda, bienhechora de la Comunidad.

Se encargó de la obra el Sr. Faustino Suárez. Mientras iba adelantando, celebraban las niñas en el Colegio alguna que otra función recreativa para ayudar a los gastos de la edificación. Se terminó el edificio en Abril de 1924 y el día 23 del mismo inauguraron la Casa con todo esplendor.

Se recibieron varias limosnas para la Capilla y regalos para celebrar dulcemente tan gran acontecimiento.

Se erigió la Cofradía del Rosario en la Capilla del Colegio, agregada a la de Oviedo, que luego pasó a la Parroquia, a condición de que las Hermanas cuidaran de todo lo que a ella se refiere. Se compró de limosnas una preciosa imagen de la Virgen del Rosario, que empezó a dársele culto en su precioso altar el año 1928, con un solemne triduo que precedió a la fiesta. También se compró un bonito Sagrario de oro bruñido, regalo en parte de las antiguas alumnas. El cuidado del altar quedó confiado a la familia Mateo, a la que recompensó la Santísima Virgen, llamando a una hija suya a la Congregación de la Anunciata.
 

Tiempos difíciles: La Guerra Civil

De improviso les cogió el estallido del Movimiento. Las Hermanas del Sanatorio Adaro solicitaron del Comité la ayuda de las del Colegio, pues era excesivo el trabajo que sobre ellas pesaba, recargadas por el gran número de heridos que en las refriegas caían y cuya asistencia se había encargado a las Religiosas. Los mismos del Comité se presentaron en el Colegio y bajo su custodia fueron trasladadas todas al Hospital. La mayor parte de las Hermanas quedaron hasta la liberación.

Al trasladarse al Hospital encerraron cuanto de valor había en la Casa y Capilla, en habitaciones que los jefes prometieron respetar. ¿Lo cumplieron? Tal vez las circunstancias, los grandes trastornos, el pillaje que lo invadió todo, impidió el cumplimiento de la promesa; lo cierto es que cuando las Hermanas regresaron, todo se había perdido. La casa quedó en estado ruinoso efecto de las bombas que causaron grandes destrozos.

Se reconstruyó la Casa y se reanudaron las clases en febrero de 1938. En el mismo año, el Colegio emprendió de nuevo su marcha progresiva y se estableció en la Capilla la Archicofradía de la Beata Imelda, formada por las alumnas, ex-alumnas y jóvenes de la villa. Se daban conferencias religiosas a las que asistían un gran número de ellas, y la Archicofradía vestía el día de la Primera Comunión cierto número de niñas pobres.

Nuevos tiempos de reformas y ampliación

En los años siguientes las Hermanas Dominicas, con el espíritu emprendedor que las caracteriza y el deseo de seguir anunciando el mensaje de salvación a todos, especialmente a la niñez y juventud, continuaron desarrollando su labor educativa y apostólica con sentido de presencia y de servicio en el pueblo de Sama.

Durante estos años no escatimaron esfuerzos en ponerse al día y realizar las reformas que posibilitaron la mejora y atención a la población escolar.

En el curso 1956-57 amplían la enseñanza Primaria con el Bachillerato Elemental, para ello reformaron pisos, añadieron laboratorio y biblioteca.

En 1962, estando de Directora la Hermana Rita Campo-Osorio, se compró un solar colindante. Comenzaron las obras de ampliación que resultaron muy laboriosas, ya que hubo que derribar toda la parte antigua. Se improvisaron clases en lo que era patio cubierto. Duro-Felguera dejó dos clases cerca del Sanatorio Adaro que pertenecían a facultativos de minas. Las Hermanas quedaron sin habitaciones teniendo que pernoctar fuera de casa.

El 28 de Enero de 1964 fue inaugurada la parte nueva por el párroco Don Dimas Camporro. Con esa fecha se inició la catequesis parroquial en el Colegio.

En 1973 se erigió una Junta Gestora con el fin de poner en marcha la Asociación de Padres de Alumnos y confeccionar los Estatutos de la misma. El 23 de Abril se constituyó en asamblea general la Junta Directiva, siendo el primer presidente D. José Martín García.

La Historia más reciente

Durante el curso 1978-79 se promueven las reuniones entre padres y profesores por cursos, con el fin de caminar juntos en la tarea formativa y de dar a conocer el IDEARIO DEL CENTRO. Se intensifica la formación permanente de profesores y padres, así como las convivencias y apertura entre padres, profesores y religiosas.

En este curso 1978-79 ya hay en nuestras aulas niños y niñas. Siguiendo el modelo de la «coeducación» el Colegio pasa a ser mixto. Había ya 16 aulas con los cursos duplicados y subvencionados al cien por cien.

A partir del curso 1986-87, por la Ley de Conciertos, las 16 unidades de E.G.B. del Centro, fueron concertadas.

En el curso 1995-96 se dota al Centro con una Unidad de Integración Concertada, para alumnos con necesidades educativas especiales.

Una reforma considerable del Colegio tiene lugar con la implantación de la LOGSE en el curso 1997-98, que coincide con la celebración del Centenario. En el verano se realizan las obras de remodelación según los requisitos exigidos para aprobación de la Educación Secundaria Obligatoria. Se habilitaron cuatro aulas para Secundaria en el primer piso, en dependencias que hasta entonces ocupaban las Hermanas; éstas se trasladan a un ala del tercer piso. Se acondicionaron secretaría, aula de tecnología, laboratorio de física, aula de música, sala de profesores y asociación de padres y los despachos de dirección, administración y orientación. Se remodelaron los servicios higiénicos de todos los pisos.

En Septiembre del mismo año ya empezaron a utilizarse con normalidad todas las aulas y demás dependencias del centro, después de una obra rápida y de muchos esfuerzos.
El Centro llega a tener, además de las 3 aulas de Educación Infantil, 19 unidades concertadas en Educación Primaria y Secundaria Obligatoria (E.S.O.), pero a partir del año 2000, fecha en que el Principado de Asturias asume las competencias en Educación, comienza una política de reducción de aulas que, en sólo 6 años, deja al Centro con sólo 10 de las 19 unidades concertadas con las que contaba. En la misma medida, por tanto, se ven reducidos los ingresos (casi la mitad) con que cuenta el Colegio para su mantenimiento.

Pese a ello nuestro Colegio sigue trabajando para mejorar día a día, afrontando los retos del siglo XXI con energía y mucha ilusión.

Desde su llegada a Sama en el año 1897, las Hermanas Dominicas no han cesado en el empeño y entusiasmo por la promoción y educación de la juventud.

Acompañaron al pueblo en los sucesos históricos y sociales que durante el siglo XX fueron sucediéndose: industrialización, bienestar, progreso, revolución, guerras, reconversión, paros… atendiendo a la población escolar según las necesidades del momento. Han mantenido siempre unas relaciones cordiales, respetuosas y tolerantes con las distintas Instituciones, Entidades y Autoridades de la Zona.

Durante más de 100 años de historia viva, muchas fueron las personas que se relacionaron con nuestro Centro, profesores, familias, entidades, alumnos, exalumnos… y que guardan de él un cariñoso recuerdo.

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